lunes, 8 de abril de 2013

Mi mundo es pequeño y mi corazón pedacitos de hielo.

¿Qué dices cuando ya no te queda nada que decir? Cuando lo único que te sale, es llorar.
¿Y si el silencio dejó de curarlo todo? Lo único que puedes hacer es gritar, pero sin embargo nadie te oye.
Callas, porque cuando hablas, no merece la pena. Hablas con las paredes y ni si quiera ellas ya te escuchan.
Quisiera aprender a guardarlo todo, porque pienso que no sirve de nada contar tus problemas si nadie los va a oír. Porque ellos sólo son gente egoísta que quieren que sólo le escuchen a ellos, pero ¿quién se supone que está cuando ya no queda nadie, ni siquiera tú misma?

jueves, 4 de abril de 2013

Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos

Mejor quedarse siempre en el suelo

Nos cuesta levantarnos y en la misma cuesta caemos. 

Sólo hablamos, reímos y a veces lloramos.

Se supone que esta es una de esas veces en las que dices que todo está bien y pretendes que todo esté bien, cuando no hay nada bien.  
¿Por qué nos cuesta tanto confiar? ¿Por qué pretendemos que confíen en nosotros?
¿Cómo confiar en alguien si no sabes confiar en ti? 
No puedes pretender hacer daño y traicionar, y pedir confianza después. 
¿De qué nos sirve? 
Ya no sabes lo que es correcto y lo que no. Lo que deberías hacer y sin embargo no haces. 
¿Por qué es tan difícil vivir? Estamos vivos, ¿no? Eso es lo que debería importar y ni siquiera nos importa. 
Para mí, sería más fácil terminar con todo y ya está. Pero, ¿luego qué? ¿Eso es todo? 
No tiene sentido. De hecho, si lo tuviera tampoco tendría gracia.