jueves, 4 de abril de 2013

Sólo hablamos, reímos y a veces lloramos.

Se supone que esta es una de esas veces en las que dices que todo está bien y pretendes que todo esté bien, cuando no hay nada bien.  
¿Por qué nos cuesta tanto confiar? ¿Por qué pretendemos que confíen en nosotros?
¿Cómo confiar en alguien si no sabes confiar en ti? 
No puedes pretender hacer daño y traicionar, y pedir confianza después. 
¿De qué nos sirve? 
Ya no sabes lo que es correcto y lo que no. Lo que deberías hacer y sin embargo no haces. 
¿Por qué es tan difícil vivir? Estamos vivos, ¿no? Eso es lo que debería importar y ni siquiera nos importa. 
Para mí, sería más fácil terminar con todo y ya está. Pero, ¿luego qué? ¿Eso es todo? 
No tiene sentido. De hecho, si lo tuviera tampoco tendría gracia.

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